domingo, 28 de abril de 2013

Hola.


Hola, estoy aquí para decir que sé cómo te sientes exactamente. Sé cuánto tiempo pasas frente a un espejo tratando de buscar algo bueno en tu cuerpo. Sé que en todo ese tiempo solo encuentras imperfecciones. Sé que lloras frente a ese reflejo por no ser lo suficiente. Sé que nunca te has aceptado y que crees que ese sentimiento jamás acabará. Sé que muchas veces dices que estás bien, cuando estás muriéndote por dentro y no quieres que nadie te vea. Sé que, a pesar de todos los piropos que puedan decirte en tan solo una hora, tú jamás los creerás y siempre te verás un poco menos a los demás.
Lo sé porque yo también he pasado por eso. Porque yo también estoy pasando por ello. Entiendo tu dolor y desesperación por no ser como todos quisieran que fueras. Pero entiendo aún más que eso proviene por culpa de no aceptarte TÚ. Sé que todo viene porque quieres ser perfecto/a en todo. En la escuela, con tus padres, con amigos, con desconocidos, contigo mismo/a incluso. Todo proviene de un problema interno que apenas te deja vivir sin ver complejos y que te ciega por completo. Que te ahoga en tu propio mar de lágrimas, de dudas y de por qués.
El mundo se te viene abajo cada noche cuando te acuestas, cuando nadie te ve y puedes expulsar toda la tensión acumulada durante el día. Las lágrimas no cesan porque nada sale como tú quieres que salga, porque no puedes ser quien quisieras, porque no puedes luchar más con tantos obstáculos. A veces incluso, porque no puedes cumplir un sueño.
Tu mayor cómplice es el silencio. Tu almohada es el receptor de todo lo que tienes que pasar día tras día. El espejo tu mayor enemigo.
Yo sé que muchas veces caminas tranquilamente y cuando pasas al lado de alguien y te mira, crees que ya piensa algo malo de ti. Sé que si algunas personas se ríen piensas que es por ti. Sé que imaginas que decepcionas a todo el mundo. Es duro caminar por una calle transitada de gente queriendo pasar por desapercibido/a y saber que no puedes ni podrás.
No sabes a quién expresarle cómo te sientes muchas veces, intentas no parecer pesada o loca. Te obsesionas tanto que crees que podrías caer en una enfermedad y eso te asusta terriblemente. En el fondo, te da mucho miedo perderte a ti mismo/a. De veras que sé qué se siente cuando no haces más que decepcionarte día tras día y no eres capaz de mirarte a un espejo desnudo/a o semidesnudo/a.
Puedo intuir que puedes tener ídolos, ídolos que aparentemente son perfectos. Ídolos que su belleza sobrepasa cualquier canon que tú tuvieras en mente. Y sabes que muchos de ellos vivieron pesadillas en sus días, que muchos de ellos son apoyos hoy en día de personas con graves problemas de salud por esa enfermedad mental de no querernos.
Es muy fácil esconderse detrás de una sonrisa, pero no intuimos cuando ese ídolo también no se acepta o no se quiere. Todas esas personas no deberían ser ídolos por su apariencia física, sino por sus actos y su interior.
A todo esto, tienes muchas referencias que te han hecho ver lo duro que es todo esto y lo peligroso que puede ser no poder vernos suficientes. Pero eso no impide que dejes de darte asco cuando te miras y ves quién eres.
Pero también sé que a pesar de que esta sociedad está basada en estereotipos perfectos que no tienen nada que ver contigo, el día de mañana cuando lleguemos a la vejez hasta esos ídolos van a estar mayores y van a tener arrugas. Unos más, uno menos, pero será así.
Lee atentamente. Lo único que debería preocuparte porque no envejeciera o se arrugara o fuera un completo desastre se llama corazón. Tu interior es lo que más importa, de verdad. La gente que te quiere no lo hace por tu físico, lo hace por cómo eres. Y peor que no ser guapo/a por fuera, es no serlo por dentro. Porque existe el maquillaje para tapar imperfecciones que se ven a simple vista, pero no puedes tragarte ese maquillaje para que también luzca perfecto tu interior.
Yo sé algo más importante que todo eso nombrado anteriormente, sé con certeza que un día te mirarás al espejo y que te rendirás. Darás por terminada esa interminable batalla de tu mente y el canon de esta sociedad. Verás que hay muy pocas personas y mucha gente y que tú quieres formar parte del primer grupo. No quieres una piedra en tu pecho, quieres un corazón lleno de amor y felicidad. Sé que vas a lograrlo, aunque también sé que aún tendrás que llorar y sonreír falsamente en muchas ocasiones. Pero cuando la pesadilla acabe, acabarás aceptando que nadie es mejor que nadie. Que lo que más se necesita en este globo terráqueo son corazones enormes, y que tú ya tienes uno debajo de todo eso que solo es una fachada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario