lunes, 6 de enero de 2014

Debo decir que se consumió la botella de Vodka que guardé con recelo para tu regreso, para tu primer bienvenida en mi vida. Una bienvenida de esas que saben a poco. Pero no solo eso, las notas que escribí cada madrugada para darte sorpresivamente algunos de esos días de mi imaginado futuro, se han gastado por mi tacto de tanto releerlas esperando que voltearas a mirarme. Qué triste es que un amor no correspondido te queme las entrañas y tú sigas ahí, aún con la esperanza y la fe de que nada es imposible, pero sí que lo es, vaya que sí lo es.
Mil y una vez dije que nada era imposible y mírate, eres lo más inalcanzable que me he topado en el camino y perdóname, pero no lo entiendo.