martes, 8 de octubre de 2013

Contra el silencio de aguantar una caída tan despacio.

Contra el silencio de aguantar una caída tan despacio. Romper a reír me parece una buena forma de romperse en pedazos. Y, mientras tanto, aguardo intacta tu aliento o tu abrazo. Ya no recuerdo cuánto tiempo hace de tanto, cuánto quemaba cuando me di cuenta de que ya no estabas. Y ni siquiera estuviste mientras jugaba enredada en tus sábanas al despiste. En tu regazo, apartada del rechazo, evadiendo todo aquel llanto, cualquier sutura del espanto. Enraizada en tu cuerpo, como guerrero que lucha por su pueblo, sin llegar a pensar que puede acabar muerto. No levantes mucho los recuerdos, llevan enterrados mucho tiempo, una medida de tiempo parecida a lo eterno. Quien quiera arrancarlos tendrá que tener el coraje para pisarnos, aplastarnos, destrozarnos. Pero qué más da, ya estamos hechos pedazos. Yo, pedacitos de ti; tú, pedacitos de otras y ni un poquito de mí.

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