martes, 18 de diciembre de 2012

Esto es de un texto de mi libro de religión, un fragmento de una conversación con Narciso Yepes.

P: ¿Qué representa el dolor para usted?
N: Llevo cuatro largos años familiarizándome con el sufrimiento, conviviendo con el dolor día a día, noche tras noche. He aprendido mucho gracias al dolor. Me ha permitido adentrarme en mí mismo y en la vida.
El sufrimiento abarca varios tipos de dolor: el dolor meramente físico que aniquila, que amordaza. Este es terrible, porque disminuye la capacidad de vigilia y se cuelan las dudas por cualquier rendija. El dolor físico prolongado, acuciante, debilita la voluntad de luchar y a veces hace tambalear la esperanza. Entonces aparece otro dolor, como una tentación enmascarada de sentirse tremendamente solo.
A los momentos más dolorosos de sentirse mal, disminuido, se añade la conciencia de no tener fuerzas para reaccionar ante esa situación de total indigencia, y esto es un sufrimiento sin límites.

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