martes, 24 de julio de 2012

Es lo que tiene este enredo de vida.

A veces me gustaría saber qué tiene la gente en la cabeza, cómo hacen algunos para olvidar así como se esfuma el humo de un cigarrillo. Me gustaría que a veces el amor fuera tan efímero que no doliese, que no perjudicara al corazón. O quizá que fuera como en las películas, aunque tendría su parte negativa la cual sería que dudaría unas dos horas escasas. Pero no importa, si tan solo lograra olvidarlo con decir 'hasta aquí he llegado' sería tan feliz que tal vez mi vida dejaría de estar tan amarrada a su recuerdo. Pero también sería triste, porque olvidaríamos a las personas tan fácilmente que ellos creerían que jamás nos han importando. Mi problema, mi mayor problema, es que les cojo cariño a las personas demasiado rápido, tanto que a veces asusta. Y les presto mi confianza, mi cariño y mi ayuda. Me presto a ser el hombro en el que lloren y aquella que aguarde para ver sus sonrisas. Y todo eso pues acaba pasando factura, por lo visto no hay nada en la vida que no lo haga. Me tengo que acostumbrar a que hay gente a la que no les importamos, que hay gente que realmente finge tan pero tan bien que nos hacen creer que formamos parte de su vida cuando no es así en absoluto, a que la gente se marche de nuestra vida sin explicación e incluso a que aquellos que han estado siempre nos pongan cualquier pobre excusa con tal de alejarse de nosotros. Después de todo esto, lo que más duele puede que sea el fingir, sí, fingir que nada de eso te importa y que a pesar de todo vas a seguir sonriendo. Fingir que no importa y que no duele, duele el doble, yo llegaría a decir que a veces incluso el triple. No puedes seguir sonriendo con tanta paz y tantas ganas como lo hiciste cuando tenías 3 años y nada en la vida era tan importante como estar con tus padres dando un paseo por el parque y correr hasta que te cansaras o te cayeras, para reírte después sin algún motivo. Lo único que me consuela es saber que algún día podré decir 'me siento realmente bien' cuando tú tan solo formes parte de mi pasado, no de mi presente o de mi futuro. Incluso cuando me den más de 100 patadas, me tiren, me empujen para que tropiece con toda piedra que se cruce en mi camino, a pesar de todo aquello que me quiera ver rabiando del dolor, sé que me voy a levantar. Ya sea sola o con alguien a mi lado. El dolor ya forma parte de mi vida de una forma u otra, se convirtió en mi mejor aliado, las lágrimas en mi mejores amigas. Pero no han ganado aún, ni él ni nadie de los que me han hecho llorar, qué va. Aún queda mucho que dar de mí, aún queda muchas sonrisas de por medio y muchas ganas de vivir que tarde o temprano saldrán a la luz. Y tal vez eso empiece a pasar el día en que mi corazón termine por aceptar que no eres para mí, que jamás lo fuiste y que jamás lo serás, por mucho que me deje la piel en la batalla, recordad que no siempre podremos ganar y en ocasiones hay cosas que son mejor perder, aunque duela, aunque nos marquen, aunque dejen heridas.
PD: A pesar de todo, te quiero, y lo peor es que incluso más de lo que yo quisiera.

No hay comentarios:

Publicar un comentario