martes, 22 de noviembre de 2011

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Yo he permanecido muchas veces en ese proceso intermedio del dolor, en el que a veces esa sensación es muy fuerte y otras ni la notas. También he estado en las situaciones en las que ni fuerzas para seguir adelante te quedan, y en las que más que nunca sonríes con una positividad que es como si te la hubieras sacado de la manga por arte de magia. Pero fijaros, siempre seguimos adelante aunque nos duela, no sé por qué, pero me parece como instinto de supervivencia. Como una costumbre el sonreír aunque todo vaya fatal, el estallar con las personas que queremos sólo por guardarnos dentro lo anteriormente vivido.. Y lo peor es que nos sentimos solos, como si nadie nos pudiera entender, por el hecho de que al acumular tantas cosas malas nos sentimos abatidos y no creemos encontrar a una persona que se sienta como nosotros y nos entienda. Pero las hay, más de las que creemos, más cerca de lo que pensamos, y en ocasiones peor que nosotros.

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